Tutor: Dr. Juan José Puga Pomareda
Autores: Granados Amaya, Leidy; Huayta Valles, Carlos; Moisés Capcha, Diego; Quiroz Ccallo, Jocelin; Sinche Arzapalo, Anthuanet y Yataco Yataco, Daniela.
RESUMEN
El Perú y su papel en la integración regional en América Latina, contribuye al desarrollo económico, social y cultural de la región y fortalece la cooperación y el desarrollo, contamos con una ubicación estratégica, recursos naturales, cultura e identidad y somos un país megadiverso. El objetivo que planteamos al realizar este ensayo es analizar y evaluar el rol histórico y actual del Perú en los procesos de integración regional en América Latina, destacando su impacto en el desarrollo económico, la estabilidad política, la cooperación internacional y la identidad latinoamericana. Como también, al realizar este ensayo, podría ayudar a solucionar problemas como la falta de comprensión sobre el tema, la necesidad de fortalecer la cooperación regional, los desafíos en la implementación de políticas de integración y la necesidad de promover el desarrollo económico y social en la región.
INTRODUCCIÓN
Estamos viviendo en un mundo cada vez más globalizado, la integración regional se ha convertido en una herramienta fundamental para el desarrollo económico y social de todos los países. América Latina, con sus históricos desafíos de fragmentación y desigualdad, ha encontrado en la integración regional una oportunidad para fortalecer su posición en el escenario internacional con Perú cómo principal país integrador.
Es por ello que el presente ensayo tiene como objetivo analizar el papel de Perú en la integración regional en América Latina, específicamente en el marco de la Comunidad Andina (CAN) y la Alianza del Pacífico. Se busca comprender cómo estas relaciones impactan la posición geopolítica del país en la región y en el mundo. Su participación activa le permite fortalecer sus relaciones con los países vecinos, ampliar sus oportunidades comerciales y de inversión, y proyectarse como un actor relevante en el escenario internacional. Es importante que Perú asuma un rol activo en los mecanismos de integración regional, aprovechando las oportunidades que estos ofrecen y trabajando para superar los desafíos que se puedan presentar en un futuro.
LA INTEGRACIÓN
Malamud (2011), nos comenta que el Pacto Andino, precursor de la CAN, surgió en 1969 en el marco de la ALALC con el objetivo de mejorar las condiciones de participación de los países menos desarrollados y avanzar hacia la formación de un mercado común en América Latina. Firmado inicialmente por cinco países, Venezuela se unió en 1973, pero Chile se retiró en 1976. Dependiente del Tratado de Montevideo hasta 1983, el Pacto Andino se destacó por su amplio esquema de integración en el tercer mundo. Económicamente, se centró en la liberalización del comercio regional y la planificación industrial intrarregional, mientras que políticamente estableció una estructura de toma de decisiones con la Comisión y la Junta como instituciones principales, con sistemas de funcionamiento ambiciosos y excepcionales. Además, incluyó un programa especial para los países menos desarrollados como Bolivia y Ecuador (p. 278). Si bien el Pacto Andino representó un paso importante hacia la integración regional en América Latina, también enfrentó una serie de desafíos y limitaciones que pusieron en duda su efectividad en la consecución de sus objetivos.
En contexto, el Perú busca la manera de integrase a diversas comunidades en América Latina, según los autores Cabarcas et al. (2013) menciona que un país puede incluso sentirse marginado al ver que sus intereses chocan con los del resto de la región. Un ejemplo de esto son los bloques que surgieron dentro de la Comunidad Andina (CAN) debido a diferencias políticas entre sus miembros: por un lado, el bloque conformado por Ecuador y Bolivia, que comparten políticas reformistas, y por otro, Colombia y Perú, que siguen políticas más liberales. Perú ha logrado integrarse exitosamente en la economía global. Es decir, uno de los puntos clave es la exclusión y la percepción de confrontación de intereses. En el caso específico de Perú, su éxito en integrarse a la economía mundial a través de políticas liberales ha llevado ocasionalmente a un distanciamiento de la CAN. Esto sugiere que, a medida que los países buscan insertarse en la economía global, pueden alejarse de los objetivos y mecanismos de integración regional, lo que debilita la cohesión y la efectividad del bloque regional.
Del mismo modo, el autor Malamud (2012) menciona que la creación de la Alianza del Pacífico dentro del conjunto de instituciones relacionadas con la integración regional en América Latina tendrá un impacto significativo en todo el proceso, siempre que logre consolidarse. Para que esto suceda, es esencial avanzar con determinación en la institucionalización del grupo, ofreciendo una perspectiva directa sobre los desafíos y las oportunidades que enfrenta este bloque de integración regional en América Latina. Su énfasis en la necesidad de institucionalización resalta un punto crítico: la sostenibilidad y la efectividad de la Alianza dependen de estructuras formales y no solo de relaciones personales entre líderes. Esta observación es particularmente relevante considerando la historia de la región, donde muchas iniciativas de integración han fracasado debido a la falta de continuidad política.
Según, Manzano Iturra et al. (2016) mencionan que cuando el arbitraje de Estados Unidos y la firma del Tratado de Lima en 1929 ayudaron a aliviar las tensiones bilaterales, Chile adoptó una política de fortalecer acuerdos con el gobierno de Lima en lugar de con el de La Paz. Por su parte, Perú, al resolver sus problemas en el sur, pudo centrar sus esfuerzos en el norte, especialmente en sus relaciones con sus dos competidores, Colombia y Ecuador. Por consiguiente, el papel de la posición geopolítica de Perú ha sido crucial en la configuración de sus relaciones internacionales y su estabilidad regional. La resolución del conflicto de Tacna y Arica a través del Tratado de Lima de 1929 y el arbitraje de EE. UU. no sólo alivió las tensiones con Chile, sino que también permitió a Perú concentrarse en sus relaciones con Colombia y Ecuador en el norte. Esta dinámica resalta cómo las decisiones geopolíticas y las negociaciones internacionales han sido fundamentales para el desarrollo de la política exterior peruana y su posicionamiento estratégico en América del Sur. La habilidad de Perú para manejar estos conflictos y forjar acuerdos ha sido esencial para mantener su soberanía y fortalecer su presencia en la región. Por su parte Bórquez, R. (2007) destaca la importancia de la inversión en defensa para la estabilidad nacional, con una visión geopolítica y como un proceso evolutivo que nace, crece y eventualmente se extingue. Sus fronteras ya no son límites estáticos con Ecuador y Colombia al norte, Chile al sur, Brasil y Bolivia al este, y el océano Pacífico al oeste, mal dicho por cierto. En cambio, se consideran fronteras potenciales que no son expansionistas ni competitivas, sino que están orientadas a proyecciones económicas, culturales y de cooperación. En contraste, se resalta la importancia de la inversión en defensa no solo para la protección de las fronteras físicas, sino también para fortalecer la posición geopolítica de Perú como un estado dinámico y proyectado hacia la cooperación económica y cultural en la región. Esta inversión es crucial para la estabilidad nacional y para mantener un equilibrio estratégico con sus vecinos, especialmente en un contexto donde las fronteras no son estáticas, sino espacios de interacción y desarrollo. La capacidad de Perú para invertir en defensa y promover la cooperación regional refleja su visión geopolítica moderna y adaptativa, centrada en la seguridad y el crecimiento integral.
En este contexto la Comunidad Andina (CAN) fue creada por un cambio político, económico y social en América Latina durante la década de 1960. Tras la Segunda Guerra Mundial, la región experimentó un renovado interés en la integración regional como medio para impulsar el desarrollo económico y fortalecer la posición de los países ante un mundo cada vez más globalizado. Este período también estuvo marcado por la influencia de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), donde los presidentes de Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela acordaron establecer la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), un precursor de la CAN. Esta asociación no cumplió plenamente sus objetivos y en 1969 Bogotá Colombia, cuatro de estos países (Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú) firmaron el Acuerdo de Cartagena, sentando las bases para la creación de la Comunidad Andina, con el objetivo principal de promover la cooperación económica y social entre los países miembros, fomentar el desarrollo equilibrado y empoderar la región en el escenario mundial. Acerca de esta relación Ramírez, L. (2020), comenta lo siguiente:
“El inicio de las relaciones colombo-peruanas se dio sobre todo bajo temas fronterizos en la implementación de instrumentos de protección en el año 2000 bajo el gobierno entrante en Perú de Valentín Paniagua Corazao y en Colombia con Álvaro Uribe Vélez quienes buscaban trabajar conjuntamente en la lucha contra las guerrillas situadas es zonas fronterizas que también involucraron a Ecuador. Ambos países han sido constantemente miembros de la CAN y han contribuido a la formación de la SAI (Sistema Andino de Integración) donde se encuentran todas las instituciones que hacen parte de la Comunidad andina con el fin de promover y profundizar la integración subregional para mejorar su imagen a nivel externo.” (p. 3)
Se resalta que la CAN sirvió como nexo especial en el inicio de las relaciones entre Colombia y Perú en el año 2000, especialmente en temas fronterizos y en la cooperación contra las guerrillas en zonas limítrofes. Bajo los gobiernos de Valentín Paniagua en Perú y Álvaro Uribe en Colombia, ambos países buscaron trabajar juntos para abordar desafíos de seguridad comunes.
Por otro lado, la Alianza del Pacífico es el resultado de una serie de iniciativas diplomáticas y económicas que se remontan a principios del siglo XXI en América Latina. Su fundación se dio en un contexto regional marcado por la necesidad de impulsar el crecimiento económico, fortalecer la integración comercial, acerca de esto Vélez (2015), comenta lo siguiente:
“La Alianza del Pacífico nació en el 2011 mediante la Declaración de Lima cuando 4 países latinoamericanos (Chile, Colombia, México y Perú) buscaron integrarse con fines económicos y de desarrollo, es considerada como la nueva forma de hacer negocios en el continente ya que por medio de la articulación de fuerzas se busca ir más allá de las fronteras territoriales de los países miembro, impulsando el crecimiento y la competitividad a través de la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas. El éxito de esta en temas políticos y comerciales ha llamado la atención de muchas potencias económicas que buscan asociarse estratégicamente con el bloque para hacer más presencia en la región.” (p. 11)
Ello representa una nueva forma de integración regional en América Latina, centrada en la promoción del comercio, el desarrollo económico y la cooperación entre sus países miembros. Su éxito ha despertado el interés de actores globales que buscan aprovechar las oportunidades que ofrece esta alianza para expandir su presencia en la región. Por otro lado, si hay algo en común entre las dos asociaciones, es el objetivo de abrir nuevos y mejores mercados en todo el mundo para los países participantes. Esto se logra mediante la facilitación del comercio internacional y la promoción de la inversión extranjera directa. Ante esto Ramírez (2020), comenta lo siguiente:
“Estas asociaciones comerciales nacieron con el objetivo de impulsar a los países miembro a integrarse en la región y a mirar más allá de las fronteras continentales para alcanzar nuevos y mejores mercados alrededor del mundo con el objetivo de lograr un crecimiento y desarrollo económico en busca de diversificar los mercados, promover las inversiones, el comercio, la innovación, ciencia y tecnología tanto a nivel interno como externo.” (p. 12)
Estas asociaciones, como dice Ramírez, buscan mediante la integración regional abrir nuevos y mejores mercados en todo el mundo para sus países miembros, con el fin último de lograr un crecimiento y desarrollo económico sostenible, promoviendo la diversificación, la inversión y la innovación tanto a nivel interno como externo.
La política exterior del Perú está marcada por una combinación de factores internos y externos que influyen en las decisiones y prioridades del gobierno peruano en el ámbito internacional. La gestión efectiva de estos desafíos y oportunidades es crucial para el desarrollo y la estabilidad del país en el escenario mundial. Ante esto Novak & Namihas (2020), mencionan lo siguiente:
“Como se puede apreciar de la lectura y análisis de todo lo descrito hasta aquí, el Perú ha logrado construir en estos 200 años de vida republicana, un Ministerio de Relaciones Exteriores serio y eficiente, que goza de prestigio y reconocimiento internacional. Su liderazgo, formación de cuadros, estructura y lineamientos de política exterior han hecho posible que la Cancillería peruana alcance gran parte de los objetivos que se trazó a lo largo de este período, lo que le ha permitido gozar de la consideración y reconocimiento del pueblo peruano.” (p. 241)
El comentario anterior elogia la labor del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú como protagonista fundamental en su proyección, destacando su eficiencia, prestigio y contribución al logro de los intereses nacionales a lo largo de su historia republicana.
Según Morales, D. (2020) la Comunidad Andina (CAN es un importante proyecto de integración subregional en Sudamérica que reúne aproximadamente a 109 millones de personas (según datos de 2017), abarca una superficie de alrededor de 3.7 millones de kilómetros cuadrados y tiene un Producto Bruto Interno que supera los 660 mil millones de dólares en cifras de 2017. Por lo que, se destaca la importancia de la CAN como un proyecto de integración subregional que reúne a cuatro países con una población y un territorio significativos, así como un impacto económico considerable. Este contexto subraya el potencial y los desafíos de la integración regional en Sudamérica.
En cuanto a los beneficios y desafíos de la integración económica con los países andinos, cada vez se promueven nuevas herramientas o mecanismos para combatir o eliminar barreras del comercio, según el autor Romero, J. (2023.) informa que “…para concretar la integración económica regional se promulgan algunos mecanismos como establecer un arancel externo común, eliminar barreras al comercio, armonizar políticas económicas y sociales, desarrollar programas de fomento productivo y buscar una integración física.” (p.23). Por consiguiente, estos mecanismos son esenciales para lograr una integración económica regional efectiva. Cada uno de ellos contribuye a reducir las barreras al comercio, alinear políticas y estándares, fomentar el desarrollo económico y mejorar la infraestructura, creando así un entorno para el incremento y la cooperación regional. La implementación exitosa de estos mecanismos puede fortalecer significativamente la cohesión y la competitividad de los bloques regionales como la CAN. Del mismo modo, los países andinos poseen varios beneficios, según el autor Reinoso (2022) menciona que:
“Los países andinos megadiversos tienen un enorme potencial para promover estrategias integrales y sostenibles, orientadas hacia una recuperación económica de largo plazo cada vez más verde, que permita generar fuentes de empleo y un impulso para el cambio en la matriz energética y el desarrollo y comercio de productos derivados de la biodiversidad.” (p.88).
Es decir, se resalta la importancia de que los países andinos megadiversos aprovechen su riqueza natural para promover un desarrollo sostenible y una recuperación económica verde. Al adoptar estrategias integrales que combinen el crecimiento económico con la protección ambiental y el bienestar social, estos países pueden crear un futuro más sostenible y próspero. En consecuencia ha posicionado a la economía peruana como una de las más destacadas de Latinoamérica, gracias a su notable crecimiento económico. No obstante, esto no siempre fue así, ya que el Perú estuvo marcado por gobiernos militares. A partir de los años noventa, la situación cambió con la apertura al mercado internacional, implementando un drástico programa de estabilización y reformas estructurales para reducir la intervención del Estado y eliminar las distorsiones económicas.
Por otro la integración económica en la Alianza Pacífico ha emergido como un aspecto positivo en el desarrollo económico del Perú y la región en general, según Aguilar (2020) señala que:
“La Alianza Pacífico es muy relevante en la política peruana y ha logrado tener como resultados progresos notables en la integración económica en un corto tiempo. Los Estados miembros comparten el interés de incentivar tanto el crecimiento como el desarrollo económico, como la creación de una estrategia de integración económica digital como una oportunidad para avanzar hacia una integración más profunda en la región y fomentar la economía digital en el Perú.” (p. 37)
Por consiguiente, la estrategia de integración digital económica, implica una comprensión avanzada de las oportunidades digitales, reforzando así la cooperación regional e impulsar la transformación digital en Perú. Esta iniciativa permite potenciar la competitividad del país en un entorno global que se muestra cada vez más digitalizado, la cual se desarrollará a través de políticas innovadoras con el fin de reforzar la posición de Perú en la economía digital mundial, destacando su compromiso con la Alianza del Pacífico. Asimismo, Corthorn (2023) señala que:
“Las exportaciones en Latinoamérica relacionadas a la Alianza del Pacífico han incrementado en un 3.9%, mientras que las importaciones han aumentado un 4.6%. México se destacó como el principal exportador de la Alianza del Pacífico en 2021, con un total de US$ 494,596 millones exportados a nivel mundial, representando un crecimiento del 18.6% respecto al año anterior, en segundo puesto Chile con US$ 89,842 millones (+33.0%), Perú con US$ 56,260 millones (+45.2%), y Colombia con US$ 40,489 millones (+30.4%). Estos datos reflejan el impacto económico positivo de la Alianza del Pacífico, así como el liderazgo exportador de sus países miembros.” (pp. 54-55)
Entonces, se puede decir que el aumento en las exportaciones puede atribuirse a diversos factores, incluyendo la diversificación de los mercados de , mejorar la competitividad de los productos y/o servicios, así como también el planteamiento estratégico en la cooperación económica regional, como efecto de integración con Alianza del Pacífico , facilitando el acceso a nuevos mercados, promoviendo la colaboración entre los involucrados, potenciando sus capacidades exportadoras.
La Alianza del Pacífico ha emergido como un motor importante para crecer en el sector económico e integración de la región en América Latina. En el contexto peruano, esta alianza estratégica no solo representa oportunidades económicas, sino también un compromiso cooperativo hacia el mundo, según Corredor (2022) nos indica que:
“Durante la XIII Cumbre realizada en el 2018, se aprobó la Visión 2030, donde se establecieron metas para los próximos 12 años con el objetivo de lograr comercialización libre de bienes, servicios, personas, a través de un enfoque en cuatro ejes estratégicos: integración, globalización, conectividad y ciudadanía. Esto posicionará a la Alianza del Pacífico como un soporte líder en la integración comercial de la región obligatoria en el Perú para ganar participación en el mercado internacional.” (p. 7)
En este sentido, es destacable el compromiso asumido por Perú mediante la XIII Cumbre de la Alianza del Pacífico, el cual revela como medida beneficiosa para fortalecer tanto la integración regional como la competitividad de sus miembros en el mercado global. Asimismo, el hecho de utilizar los cuatro ejes estratégicos demuestra que estamos preparados para enfrentar desafíos y utilizar las oportunidades del comercio internacional, tales como el ingreso a mercados nuevos, la atracción de inversiones y mejorar la movilidad de sus ciudadanos.
En el panorama geopolítico de América Latina, se observa una marcada fragmentación y polarización en las alianzas internacionales. Algunos países optan por estrechar lazos con Estados Unidos, como Colombia, Chile, Panamá y Brasil desde 2019, mientras que otros privilegian relaciones con Rusia y China, como Venezuela, Nicaragua, Cuba, Bolivia y Perú. Este escenario se ve complementado por la presencia del Grupo Internacional de Contacto, conformado por Uruguay, Panamá, Costa Rica y Ecuador, cuyo objetivo es mediar en conflictos y tender puentes diplomáticos en la región. Por lo que se ve reflejada la complejidad geopolítica en América Latina, donde los países están divididos en sus alineamientos con potencias globales como Estados Unidos, Rusia y China. Esta fragmentación muestra una variedad de intereses y perspectivas influenciadas por factores históricos, económicos y políticos. Además, la presencia de grupos como el Grupo Internacional de Contacto, que buscan una posición más neutral, destaca los esfuerzos por mantener el diálogo y la cooperación en medio de estas tensiones. Los conflictos socioambientales en América Latina se han vuelto cruciales en las últimas décadas debido a sus graves impactos en los ecosistemas y las comunidades locales. Estos conflictos surgen en proyectos de inversión que van desde la explotación de recursos naturales hasta la generación de energía y la disposición de residuos industriales. En este contexto, diversos actores con diferentes intereses y niveles de poder compiten por el uso y la apropiación de los recursos naturales y los servicios ambientales.
“Las comunidades indígenas y la población en general que habita en esos territorios … se instalan los proyectos de inversión productiva, extractivistas, de generación de energía, de despojo de residuos industriales o zonas de sacrificio, como han sido llamadas por la literatura especializada. Por conflictos socioambientales se pueden entender aquellas disputas que surgen en torno al uso, acceso y apropiación de los recursos naturales y servicios ambientales por parte de un conjunto de actores que, con diferentes niveles de poder e intereses, defienden diversas lógicas para la gestión de bienes colectivos de uso común.” (pár. 1).
Podemos destacar, que una visión general clara y concisa sobre la naturaleza de los conflictos socioambientales en América Latina, en los ecosistemas y las comunidades locales, define de manera precisa el concepto de conflictos socioambientales y resalta la dinámica de enfrentamiento entre diferentes actores con intereses opuestos. Esta contextualización inicial es fundamental para comprender la complejidad y la importancia de abordar estos conflictos en la región. En el contexto económico global, las condiciones internas de los países varían en cuanto a la competencia de productos específicos. A pesar de estas diferencias, se observa una tendencia generalizada donde legislaciones laxas en materia ambiental, costos reducidos de mano de obra y la flexibilización de políticas laborales y de mercados de tierras impulsan la competencia. Este fenómeno, evidente en Perú, refleja una dinámica global que influye en el panorama económico mundial.
“Las condiciones internas varían en los diferentes países respecto del nivel de competencia de determinados productos. Sin embargo, en el ámbito general, no sólo en el caso de Perú, favorecen a la competencia legislaciones relajadas respecto del control ambiental, bajos costos de mano de obra, así como la desregulación en cuestiones de políticas laborales y mercados de tierras, entre otros factores.” (p.5).
Señala que las legislaciones laxas en control ambiental, bajos costos de mano de obra y desregulación en políticas laborales y mercados de tierras favorecen la competencia. Esto puede reducir los costos de producción y aumentar la competitividad global, pero también plantea preocupaciones sobre el impacto ambiental y social, la calidad de vida de los trabajadores y la equidad en el acceso a recursos y la necesidad de equilibrar la competitividad económica con la protección ambiental y los derechos laborales. En el Perú contemporáneo, se observa una tendencia a pasar por alto la mutabilidad de la geografía, lo que resalta cómo las percepciones geográficas pueden influir en la dinámica política y social. Este patrón, aunque no siempre intencional, ilustra la complejidad de las interacciones entre historia, geografía y poder en el país. Por lo que las oportunidades que tiene el Perú para fortalecer su posición en América Latina en el mundo es casi un hecho, según el autor Felipe (2023) indica que:
“Hoy la cuestión no es tanto si América Latina está o no en el foco, sino en qué estado logrará salir de la sucesión de crisis más recientes: la caída del precio de las materias primas, el impacto de la pandemia y las repercusiones de una inflación global que la invasión rusa de Ucrania ha acelerado. La pregunta que resuena tanto en el aire como en los círculos intelectuales es si se podrá evitar otra década perdida. En el recuerdo está la década de los ochenta, marcada por el Consenso de Washington, con enormes deudas externas, una inflación descontrolada y tipos de cambio caóticos, que resultó en la paralización económica de muchos países de la región.” (p.251).
Es decir, la cita subraya la encrucijada en la que se encuentra América Latina, enfrentando desafíos económicos significativos que podrían definir su futuro a largo plazo. La comparación con la «década perdida» de los ochenta sirve como un recordatorio de los riesgos de una gestión inadecuada de las crisis económicas. La región debe buscar soluciones que promuevan una recuperación sostenible, inclusiva y resiliente para evitar repetir los errores del pasado. Sin embargo, aunque las crisis recientes presentan desafíos significativos, Perú tiene múltiples oportunidades para fortalecer su posición en América Latina y el mundo. Aprovechar estas oportunidades requerirá un enfoque estratégico y coordinado, centrado en la diversificación económica, la sostenibilidad, la integración regional y la inversión en capital humano. Con políticas adecuadas, Perú puede no solo superar las crisis actuales sino también emerger como un actor económico más fuerte y resiliente.
CONCLUSIONES
El Perú ha desempeñado un papel crucial en la integración regional sudamericana, destacándose como precursor de la Comunidad Andina de Naciones para mejorar la participación de los países menos desarrollados y promover un mercado común en América Latina.
La integración regional, a través de mecanismos como la Alianza del Pacífico y la Comunidad Andina, ha permitido a Perú consolidar su posición geopolítica y económica en América Latina. Estas iniciativas no solo han fomentado el crecimiento económico mediante la liberalización comercial y la cooperación regional, sino que también han mejorado la competitividad del país en un mercado global cada vez más digitalizado. La participación activa de Perú en estos bloques ha facilitado la diversificación de mercados y el incremento de las exportaciones, posicionándolo como un actor clave en la región.
La política exterior de Perú sigue siendo esencial para su proyección y estabilidad internacional, la capacidad de Perú para adaptarse a los desafíos globales recientes, como la caída de los precios de las materias primas y la pandemia, demuestra su resiliencia y potencial para aprovechar nuevas oportunidades.
La diversificación económica, la integración regional y la inversión en capital humano son pilares estratégicos que pueden transformar las crisis en oportunidades, fortaleciendo así su posición en la escena internacional.
RECOMENDACIONES
Recomendamos desarrollar proyectos de infraestructura y energía en colaboración con los otros países de la región, para mejorar la conectividad y la eficiencia económica, así como promover programas educativos y culturales que refuercen la identidad latinoamericana y fomenten el intercambio de conocimientos y talentos.
Mejorar los mecanismos de rendición de cuentas y transparencia de las instituciones gubernamentales para fortalecer la confianza y la cooperación internacional, además, fomentar la participación de la sociedad civil en los procesos de integración regional para garantizar que las políticas y proyectos reflejen las necesidades y aspiraciones de la población.
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ANEXO
GLOSARIO DE TERMINOS
Alianza del Pacífico: Bloque regional formado por Chile, Colombia, México y Perú, orientado a promover la integración económica, el comercio y la inversión entre sus miembros y con otras regiones del mundo.
Comunidad Andina (CAN): Organización regional compuesta por Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, cuyo objetivo es lograr un desarrollo equilibrado y armónico mediante la integración y cooperación económica y social.
Desarrollo Económico: Proceso mediante el cual se mejoran las condiciones económicas de un país o región, aumentando la producción, el ingreso y el bienestar de la población.
Desarrollo Social: Proceso de mejora en las condiciones de vida de la población, abarcando aspectos como educación, salud, vivienda, empleo y equidad.
Desigualdad: Diferencias económicas y sociales entre distintas personas o grupos dentro de una sociedad, que se reflejan en el acceso a recursos, oportunidades y servicios.
Fragmentación: Situación en la que una región o grupo de países se encuentra dividido y no cohesionado, lo que puede dificultar la cooperación y el desarrollo conjunto.
Globalización: Proceso de integración y acercamiento entre las naciones del mundo en aspectos económicos, sociales, culturales y políticos, impulsado por el intercambio comercial, la tecnología y la comunicación.
Integración Regional: Proceso mediante el cual varios países de una región se coordinan y cooperan en áreas como comercio, infraestructura, políticas sociales y culturales, con el fin de mejorar su desarrollo económico y social y fortalecer su posición en el escenario internacional.
Mecanismos de Integración Regional: Estructuras y procesos formales establecidos para facilitar la cooperación y la integración entre países de una región, como tratados, acuerdos y organizaciones.
Posición Geopolítica: Situación estratégica de un país o región en relación con otros países, basada en factores como su ubicación geográfica, recursos naturales, poder económico y político.
Potencial Económico: Capacidad de un país para generar riqueza y desarrollo, basada en factores como sus recursos naturales, infraestructura, capital humano y políticas económicas.
Proyección Internacional: Capacidad de un país para influir y desempeñar un papel relevante en el escenario global, participando activamente en asuntos internacionales y estableciendo relaciones diplomáticas y comerciales.
Ubicación Estratégica: Situación geográfica de un país que le permite tener ventajas en términos de comercio, acceso a recursos naturales, y conexiones con otros países y regiones.